Hombre de cejas pobladas, hombre que supo entender que la política era un cambio, una pasión, la pasión de su vida; Armando Villanueva del Campo personaje casi místico, héroe para algunos, revolucionario para otros y un ejemplo de vida para nosotros los jóvenes. 

Se nos fue un catorce de abril yace más de un año de su partida, te fuiste en un momento donde el partido más te necesitaba junto a Haya de la Torre y a tus compañeros de prisión y destierro en esa traslación de espíritu o en ese viaje en polvo a las estrellas. Apenas a los quince años te hiciste Aprista cuando la política significaba peligro, estuviste presente dispuesto a entregar tu propia vida por defender la causa de justicia y así lo hiciste cuando a los diecinueve años caíste encarcelado acusado de querer capturar el cuartel de barbones. Eres uno de los forjadores de esta doctrina y fundadores de la Federación Aprista Juvenil, aquellos jóvenes que entendieron que para lograr la integración de nuestros pueblos se debía crear justicia para alcanzar la verdadera libertad.

Fuiste deportado a Chile durante los gobiernos de Manuel Prado y Odria, pero regresabas clandestinamente para reorganizar el partido, tu partido que también ayudaste a construir con tu honestidad con ese ejemplo de autoridad moral que enarbolaste desde muy joven. Con la madurez política llegaste a ser Secretario General en innumerables ocasiones, también como conductor del Congreso y Primer Ministro siempre en tu faceta de organizador. Nos dejaste un legado político que trasciende al partido, ese legado político que nos dejaste trascenderá las generaciones que también queremos tomar como tú lo hiciste la bandera de la libertad y de la causa popular para hacer una política digna y diferente. Por eso la juventud sigue tu ejemplo y tu camino hacia la luz de la justicia social.